Facilitación del aprendizaje a Distancia

Publicado el día: 2020-08-21

Facilitación del aprendizaje
¿Qué es facilitar el aprendizaje?
Para dar respuesta a este interrogante tenemos que iniciar por una breve referencia a dos enfoques de formación:
* el tradicional o “centrado en el docente” y;
* el más moderno o “centrado en el participante”.

Mientras que en el enfoque tradicional la formación está centrada en los contenidos y en la actividad del docente como fuente informativa y formativa, y por ende en la dirección que éste imprime al proceso de enseñanza; en el enfoque moderno se produce un viraje importante en la concepción y desarrollo del proceso formativo.
En efecto, el/la participante es ubicado/a en el punto focal del diseño y la ejecución de las acciones de formación. El papel protagónico del proceso de aprendizaje es asumido por el/la interesado/a directo/a en satisfacer sus intereses de adquirir nuevas competencias. Por lo tanto, es la propia persona quien toma decisiones sobre qué aprender y cuál es la forma más conveniente, de acuerdo a sus posibilidades para realizar el estudio seleccionado.
Desde esta perspectiva es que ya no se habla de enseñar, sino de facilitar el aprendizaje. Facilitar es orientar, ayudar al/la participante a que defina la dirección de su aprendizaje, que encuentre su propio ritmo y a que controle su propio proceso.
Considerando los objetivos de aprendizaje y con miras a la creciente autonomía y control del proceso formativo por parte del/de la participante, la facilitación consiste en aplicar equilibradamente métodos y técnicas que coloquen al/la participante en un papel activo, que le permitan:
Interesarse, reflexionar, anotar, preguntar, encontrar respuestas para él/ella mismo/a y para los demás; elaborar ideas, discutir, relacionar, Para dar respuesta a este interrogante tenemos que iniciar por una breve referencia a dos enfoques de formación:
* el tradicional o “centrado en el docente” y;
* el más moderno o “centrado en el participante”.

Mientras que en el enfoque tradicional la formación está centrada en los contenidos y en la actividad del docente como fuente informativa y formativa, y por ende en la dirección que éste imprime al proceso de enseñanza; en el enfoque moderno se produce un viraje importante en la concepción y desarrollo del proceso formativo.

En efecto, el/la participante es ubicado/a en el punto focal del diseño y la ejecución de las acciones de formación. El papel protagónico del proceso de aprendizaje es asumido por el/la interesado/a directo/a en satisfacer sus intereses de adquirir nuevas competencias. Por lo tanto, es la propia persona quien toma decisiones sobre qué aprender y cuál es la forma más conveniente, de acuerdo a sus posibilidades para realizar el estudio seleccionado.

Desde esta perspectiva es que ya no se habla de enseñar, sino de facilitar el aprendizaje. Facilitar es orientar, ayudar al/la participante a que defina la dirección de su aprendizaje, que encuentre su propio ritmo y a que controle su propio proceso.
Considerando los objetivos de aprendizaje y con miras a la creciente autonomía y control del proceso formativo por parte del/de la participante, la facilitación consiste en aplicar equilibradamente métodos y técnicas que coloquen al/la participante en un papel activo, que le permitan:

Interesarse, reflexionar, anotar, preguntar, encontrar respuestas para él/ella mismo/a y para los demás; elaborar ideas, discutir, relacionar, resolver problemas, construir, evaluar, analizar y sintetizar, en suma, construir el propio aprendizaje.

Precisamente, la facilitación del aprendizaje a distancia se inspira y fundamenta en este segundo enfoque, proponiendo a los/las participantes un papel protagónico desde el inicio del proceso de aprendizaje. En la práctica, la facilitación del aprendizaje a distancia inicia con el planeamiento de la acción formativa, cuando se adecúa el programa a la demanda específica, se determinan las estrategias de enseñanza/aprendizaje y la de apoyo, cuando se formulan y distribuyen los documentos informativos, guías e instructivos, se acondiciona el ambiente de aprendizaje y se establece la relación inicial de trabajo. Todas estas actividades tienen la finalidad de crear condiciones propicias para el aprendizaje y brindar las oportunidades para que el/la participante asuma un rol activo. A los efectos de analizar cómo facilitar el aprendizaje, seguiremos el esquema que presentamos a continuación:


El papel de la comunicación
Ciertos estudios, que tienden a oponer la formación presencial a la formación a distancia, enfatizan que ésta última dedica mayor atención a la forma de comunicación que a lo que se desea transmitir. Es decir que se afirma que la comunicación asume un papel preponderante en detrimento de los contenidos.
Si bien es cierto que el interés por la forma de la comunicación ha aumentado notablemente, la realidad es que sin prestar atención a este aspecto no sería posible proponer relaciones de aprendizaje a distancia interactivas.
Actualmente, las tecnologías de la información y la comunicación hacen posible el contacto directo entre participantes y tutores/as y esto significa un avance fundamental; sin embargo, no es suficiente. Hace falta construir una relación y definir su estilo, en otras palabras, humanizar los canales comunicativos y el ambiente de aprendizaje.
La mayoría de las personas tenemos más facilidad para comunicarnos en forma verbal que escrita. Al ser la comunicación escrita la más comúnmente usada en la formación a distancia, quizás las principales dificultades que encuentran los/las participantes se puedan resumir en tres cuestiones:
? definir el “tono” de la relación con el/la interlocutor/a;
* lograr una expresividad fluida;
* alcanzar un grado de comprensibilidad acorde a la situación.

En la resolución de estas dificultades es donde juega su papel la facilitación, aplicando técnicas que propicien el confort comunicativo y ayuden a modelar el estilo de relación; que permitan entender los nuevos parámetros para comunicarse, para enviar, recibir e interpretar mensajes. Una tarea que es significativa desde el inicio pero también debe ser cumplida sistemáticamente a lo largo de un curso a distancia.
Sugerencias de técnicas
El tono o estilo de la relación está principalmente condicionado por el tipo de medios comunicativos. Ante el comprensible titubeo del/de la participante, la función de la tutoría es:
? ofrecer mensajes que contemplen en forma clara y concreta el aspecto afectivo (por medio del tratamiento personalizado, uso del humor, estímulo de la autonomía, reconocimiento de logros a la hora de señalar las debilidades, etc.) y no solo el intelectual.

En el logro de una expresividad fluida influyen no solo los medios de comunicación sino las competencias de cada persona. La tutoría deberá facilitar la expresión mediante:
? formas de interpelar a los/las participantes que les sean, a la vez, familiares y estimulantes, es decir, que tengan un tono amistoso y que además estén relacionadas con sus tareas diarias y con los desafíos de su contexto laboral y social;
? simples pautas como el uso de mayúsculas, negritas, subrayado y signos expresivos son de gran ayuda en este sentido.
Una persona puede ser fluida en su expresión, logrando ser exhaustiva en las informaciones que da pero, la forma en que asocia las ideas y su capacidad de síntesis, determinarán la comprensión de su mensaje. La escasa comprensión de los mensajes afecta el trabajo de la tutoría por cuanto le exige mayor dedicación de tiempo por persona y también incide en la dinámica de grupo. Además, tiene que ver con aspectos muy arraigados en las personas y difíciles de cambiar. Lo que el/la profesional encargado/a de la tutoría puede hacer es, por ejemplo:
1 presentar varias preguntas que induzcan a una respuesta articulada en la formulación de actividades de aprendizaje;
2 orientar el discurso del/de la participante con el hilo conductor de los objetivos de aprendizaje;
3 dar sugerencias de redacción con oraciones cortas y el desarrollo de ideas en párrafos.